Llamémosle
suerte
Llamémosle
muslos
De
hermosas mujeres
Llamémosle
libros
De mil y
un colores
Abstractos,
invisibles
Sólo
perceptibles en los sueños
De sus
lectores
Llamémosle
suspiro
De madre
enamorada
Del más
cariñoso
Y
compasivo de sus hijos
Llamémosle
Rey
Benefactor
de los pobres
Llamémosle Amo
De las bondades
Llamémosle guitarra
De viejo poblador
Que a paso lento se acerca
A la antigua capilla
Para cantar al Dios de sus tradiciones
Ciertas o no
Aquello no importa
Mas, portadoras de sencillas
Y amorosas ambiciones
Llamémosle aceptación de la muerte
De la vida, de la pérdida de amores
De la felicidad y la desdicha
De los altibajos de las cosas
Llamémosle montañas cristalinas
De aguas puras e imperecederas
Llamémosle líderes estrictos
En lo piadoso y sustancial
Que protegerá a los campos
Al mar, a los bosques
Llamémosle poesía al mundo
Declamemos y cantemos
Sus preciosos lugares
Escribamos su ontogenia
Conmovámonos, emocionémonos
Al mirarlo, al sentirlo
Al nombrarlo
Llamémosle poesía al mundo
Ya no sólo planeta
Ya no sólo tierra.